Estoy convencido de que el consumo de drogas, por poco que sea, puede causar problemas laborales, familiares, de salud, académicas… Cuanto más tiempo pasa, más problemas, más pérdidas y más complicado es salir de ellas.

Hoy puedo decir que muchos de mis sueños y objetivos se han cumplido. Tengo muy claro que las personas pueden cambiar. Para generar ese cambio, es necesario sacrificio, responsabilizarte de tus actos, valorarse a uno mismo, ser coherente y constante. Tener unos hábitos que nos acompañen en esta vida, no quejarse, no hacer cosas por obligación, compartir… Las herramientas están ahí fuera, solo hay que saber verlas y utilizarlas. “Disfrutar y vivir tranquilo”

Durante años enfoqué mi formación en el mundo de las adicciones: juego patológico, alcoholismo y toxicomanías. “Experto en Intervención Psicosocial en Conductas Adictivas”, que, sumado a mi experiencia vital y a mi formación como coach de desarrollo personal, hacen de mi acompañamiento una herramienta muy eficaz para que la persona que acude a mí, tome conciencia. Haremos que la persona acorte ese espacio de tiempo que existe entre problema y solución. Y, sobre todo, que la persona tenga una adecuada percepción de los riesgos. Cambiar el comportamiento de consumo, no basta. Hay que cambiar la mentalidad.

Después de un largo, doloroso, pero sobre todo, ENRIQUECEDOR proceso para dejar las drogas, decidí seguir con todo aquello que había empezado en mi paso por Projecte Home Baleares. Mi vida tenía sentido, había recuperado a mi familia, es más, había formado una familia junto a una mujer estupenda y una hija maravillosa. Tenía todo y lo más importante: no consumía cocaína. Llevaba una vida “normal”. Como digo, mi vida tenía sentido, sí, (¿seguro que sí?). Pero faltaba algo. En el fondo de mi ser, sabía que podía aportar mucho más a aquellas personas que estaban atravesando momentos complicados por culpa de las drogas o de otras adicciones. 

Muchos dirán que es una locura. Y puede que sí. Decidí dejar mi puesto de trabajo, un buen trabajo, en el que me sentía cómodo, en el que probablemente podría haberme quedado hasta el día de mi jubilación. Decidí dejarlo y dedicarme en cuerpo y alma a aquello que amo, a aquello en lo que puedo aportar a otros, en ayudar a otros a recuperar el control de sus vidas.

Hace ya algunos años que descubrí mi propósito en la vida, y tengo claro que si no te llena lo que haces, no tiene sentido. La vida es corta. Siempre digo que he tenido la oportunidad de volver a empezar, he tenido la oportunidad de pasar por procesos de cambio, muy duros sí, pero gracias a los cuales he decidido no volver a perder el tiempo, ser fiel a mis pensamientos, no boicotearme. He tenido la gran suerte de tener a grandes mentores con los que he podido avanzar en todo este proceso de crecimiento y que me han ayudado a descubrir que mis decisiones son sólo mías y que si me cuento verdad, me llevan exactamente ahí dónde quiero estar… Y aquí estoy. Decidido, acompañando a otros en ese viaje de autoconocimiento para que puedan tomar las decisiones que los acerquen a la vida que quieren. Hoy sí, mi vida tiene sentido. Yo tengo el control.